Por Dra. Margarita Mendoza / colaboradora
El uso del sexo o actos sexuales para infligir daño, dolor o sufrimiento en otra persona es lo que se conoce como crueldad sexual. Esto puede incluir violencia sexual, coerción, humillación o explotación con el fin de ejercer poder y control sobre la víctima. Se trata de una serie de prácticas ejercidas generalmente por la pareja masculina a la femenina.
Si bien aquí están incluidas violaciones y situaciones de masoquismo, hay una que pasa casi inadvertida, de la que nadie comenta: es cuando a las mujeres se les niega a usar métodos anticonceptivos o sus parejas rechazan usar el condón alegando pérdida de placer o, peor aún, que así pueden engañarles con otros, ya que no saldrán embarazadas.
Aunque parezca increíble, muchas mujeres se dejan someter y no oponen resistencia. En algunos casos, los complacen simplemente por miedo a perder al hombre que creen es su amor. También ocurre con frecuencia con las prostitutas, aunque en ese caso es por sumisión, temor y, naturalmente, por dinero.
Obligar a las mujeres a tener relaciones sexuales sin usar métodos anticonceptivos tiene sus consecuencias negativas. Tarde o temprano saldrán embarazadas, y en el caso de las trabajadoras del sexo mucho peor, pues terminarán abortando en condiciones clandestinas e insalubres, con un riesgo enorme a perder la vida, porque la prioridad es reinstalarse a su oficio lo más rápido posible. De hecho, en la industria de la prostitución se observa un alto índice de muertes prematuras.
En una pareja de novios, un embarazo no deseado también es tema de conflicto. En los noviazgos suele terminar con la relación y el alejamiento del hombre, con la excusa de “a saber si ese hijo es mío». Por lo tanto, si la mujer decide tenerlo y criarlo, la mayoría de las veces lo hará por su cuenta.
Para salir de una situación así, se necesita la ayuda de personas maduras que le hagan ver a la mujer, que es la víctima de esta crueldad sexual, su pérdida de autoestima. Este es un mal endémico en países en desarrollo y causa muchos abortos o hijos que vienen al mundo sin ser realmente deseados, y, por lo tanto, sin los cuidados básicos, sin cariño y sin educación.
Hoy las víctimas tienen que luchar contra este estereotipo cultural, con el machismo, con la falta de cultura y con la indiferencia de los gobiernos que no atienden este tipo de problemas de manera adecuada.
Lo que corresponde es facilitar y obligar al uso de anticonceptivos, como el condón. En algunos países desarrollados ya se ven denuncias contra hombres que tienen relaciones y a último momento se niegan a usar el condón. Eso, aunque no lo parezca, también es crueldad sexual.