Por José Eduardo Cubías Colorado
La historia de la Universidad de El Salvador ha marchado paralela a la historia de este convulsionado país. Veinte años habían transcurrido desde la Independencia, cuando un 16 de febrero de 1841, se fundó esta casa de estudios, desde entonces la vida pública de esta Universidad, ha dejado huella en los periodos presidenciales, sea liberales o conservadores.
La Universidad de El Salvador oficialmente dio inicio un 2 de febrero de 1849, los estudiantes han enarbolado la bandera de lucha por la libertad académica, la autonomía universitaria, el respeto a los Derechos Humanos y la represión encarnizada contra la comunidad universitaria, proveniente de las dictaduras militares y su aparato estatal.
La prestigiosa universidad desde un principio, ha liderado los movimientos populares contra los gobiernos nefastos, dictatoriales, antidemocráticos, a costa del sacrificio, el dolor, la sangre y el luto de los caídos en estas luchas.
En lo académico los estudiantes estuvieron en contra de la injerencia de la Iglesia, con el dogma y el claustro como formas escolásticas de enseñanza.
Asimismo, del control del Estado en lo político y económico, bajo este contexto se recuerdan las enconadas luchas de los liberales por una educación laica, de libre albedrío que elogiaba Gerardo Barrios en aquellas luchas contra los conservadores, y su tristemente célebre líder Francisco Dueñas.
Con el pasar del tiempo, en 1930 la universidad se encuentra ante un nuevo adversario, La Oligarquía cafetalera, como una nueva clase económica, que ejerce su dominio en lo político y social. La Oligarquía veía a la Universidad como una amenaza para sus intereses capitalistas.
A las luchas por la libertad académica y la autonomía universitaria, se suma la demanda de un presupuesto justo, la universidad requiere fondos para su funcionamiento y desarrollo, mientras gobiernan los conservadores, el presupuesto sólo alcanza para el pago de salarios y gastos administrativos, esta demanda aún se mantiene.
Las dinastías, las dictaduras presidenciales, los civiles y militares siempre han afectado a la universidad, esta ha funcionado entre los vaivenes de las luchas intestinas entre liberales y conservadores. Es bueno recordar que estas guerras civiles fratricidas dejaban vacías las arcas del Estado y sin fondos para la universidad.
No obstante a principios de 1900, cuando la universidad comienza a ser asediada y perseguida, docentes, estudiantes y funcionarios son víctimas de la represión por defender las luchas y las causas sociales del pueblo, profesionales que fomentaron la conciencia social en las aulas universitarias.
Es así como surgen nuevas organizaciones populares y la Universidad encabeza los movimiento de protesta, con base en la organización y participación, como la “Huelga de brazos caídos” que logró derrocar al tirano Maximiliano Hernández Martínez en 1944.
En los años 50s, el Alma Máter se enfrenta una serie de acontecimientos entre ellos, fraudes electorales, regímenes dictatoriales bajo una sucesión de presidentes militares, a los cuales siguió desafiando la universidad de El Salvador, es aquí donde nuevamente las organizaciones estudiantiles universitarias retoman fuerzas en defensa de la autonomía de Latina universidad como una bandera de lucha.
Son 180 años que la universidad ha jugado un rol importante en el contexto político, histórico, educativo y cultural de El Salvador.