Home Salud Mental Efectos psicológicos y físicos de la misofonía u «odio al sonido»
Salud Mental

Efectos psicológicos y físicos de la misofonía u «odio al sonido»

Share
Quienes viven con esta condición experimentan reacciones emocionales intensas ante sonidos cotidianos que para otros pasarían desapercibidos
Share

Por Dra. Margarita Mendoza

La misofonía, cuyo nombre proviene del griego y literalmente significa «odio al sonido», representa un peculiar trastorno neurológico que va más allá de una simple molestia auditiva. También se le llama Síndrome de Sensibilidad Selectiva al Sonido (SSS). 

Quienes viven con esta condición experimentan reacciones emocionales intensas ante sonidos cotidianos que para otros pasarían desapercibidos. Se siente una profunda angustia, ira o incluso pánico al escuchar a alguien masticar, respirar o teclear en un ordenador. Estas reacciones no son caprichosas ni exageradas, sino manifestaciones de un procesamiento neurológico particular.

Imagen ilustrativa/archivo/cortesía

El origen de la misofonía no reside en el oído en sí, sino en cómo nuestro cerebro procesa e interpreta estos sonidos. Los investigadores sugieren que podría estar relacionada con experiencias previas significativas, como traumas infantiles o situaciones de estrés intenso. Esta conexión tiene sentido dado que nuestro sistema auditivo está íntimamente ligado al sistema límbico, el centro cerebral de las emociones, lo que explica por qué ciertos sonidos pueden desencadenar respuestas emocionales tan potentes.

Los síntomas pueden manifestarse de forma tanto psicológica como física. Las personas que padecen este trastorno suelen experimentar reacciones emocionales intensas como irritación, disgusto, ira o angustia, que pueden llevar a una pérdida temporal del autocontrol. Físicamente, pueden presentar opresión o dolor en diferentes partes del cuerpo, rigidez muscular, transpiración excesiva, dificultad para respirar y un aumento notable en la frecuencia cardíaca.

Imagen ilustrativa/archivo/cortesía

Los desencadenantes de estas reacciones son diversos y pueden variar entre individuos. Los sonidos más comunes que provocan episodios de misofonía pueden ser los sonidos nasales como ronquidos o hipo, sonidos orales como el crujir de alimentos o morderse las uñas, el llanto de los niños, diversos sonidos de animales (desde el canto de los pájaros hasta el croar de las ranas), e incluso los sonidos naturales del cuerpo humano como el crujido de las articulaciones al moverse.

El tratamiento abarca diversos enfoques terapéuticos que pueden adaptarse a las necesidades específicas de cada persona. Entre las opciones más efectivas se encuentran la reeducación auditiva y técnicas de habituación, la sonoterapia, el uso estratégico de «escudos» para reducir la exposición a sonidos desencadenantes, y el apoyo psicológico profesional. El respaldo emocional de familiares y amigos, junto con la orientación de profesionales de la salud, juega un papel fundamental en el manejo exitoso de los síntomas.

Imagen ilustrativa/archivo/cortesía

Es importante destacar que la misofonía puede manifestarse de manera temporal en cualquier persona, frecuentemente asociada a períodos de elevada ansiedad, y no necesariamente representa una condición permanente. Su relativo desconocimiento en la sociedad se debe principalmente a que no es una condición muy común y, cuando aparece, suele ser transitoria o formar parte de cuadros psicológicos más complejos como autismo, esquizofrenia, etc. Esta naturaleza variable y su frecuente asociación con otros trastornos han contribuido a que permanezca como una condición poco reconocida en el ámbito público.

Imagen ilustrativa/archivo/cortesía
Share
Related Articles

En boca cerrada, no entran…

Por Margarita Mendoza «Uno es dueño de sus silencios y esclavo de...

Convivir con malhumorados, un desafío en paciencia

Por Dra. Margarita Mendoza Convivir con una persona que suele estar de...

Tecnología y madres, el reto de adaptarse a los nuevos tiempos

Por Dra. Margarita Mendoza Ser madre no solo implica educar y cuidar...

Mitomanía, mentir como forma de vida

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos Mentir, lo que se dice mentir, mentimos...