Rescate de la memoria arquitectónica del centro histórico de San Salvador, bajo el pincel del maestro Hugo Martínez Acuña

Y me recalca el maestro Acuña: "Pinto lo que fue y con ello me remonto al pasado. Pinto lo viejo, pinto para recordar pinto para vivir".

Por Ramón Rivas

Cultura – Hugo Martínez Acuña, desde la plástica plasma en los edificios que pinta lo que es y lo que fue y con ello nos hace imaginar, soñar y quizá hasta revisar la historia arquitectónica de lo que es y fue San Salvador.

El maestro Acuña, con su arte ha sabido plasmar, iglesias que están y que ya no están, parques, mesones, almacenes y restaurantes. Su estilo es muy particular, es arte para el disfrute, arte del recuerdo, arte para recordar y arte para decir, ‘ la cagamos no hemos cuidado lo bello, ese legado que a lo largo de los cinco siglos de historia edificada se construyó, se destruyó y nadie se interesó por edificar otra vez como sucede y ha sucedido en muchos otros lugares del mundo’.

Obra de Hugo Martínez Acuña

Hemos y vivimos en una sociedad golpeada a lo largo de la historia por desastres sociales y naturales. Hemos vivido y vivimos, muchos, no todos, como miopes, así, alguien me dijo una vez, que somos como pueblo que se mueve sonámbulo y que no nos fijamos en las bellezas que es rica nuestra nación.

Yo siempre he dicho, ‘nadie puede cuidar lo que no conoce, más cuando no existe un sentimiento de pertenencia a un lugar a una región o a un país y para muchos, a si de duro como se lee, no ha habido ese sentido de pertenencia. Habría que preguntarnos porqué.

Obra de Hugo Martínez Acuña

Incendios, terremotos y el mismo individuo que desconoce la importancia del patrimonio pues nunca se le ha hablado de eso, se ha educado en eso, en el mayor de los casos es quien destruye. Se destruyen inmuebles a diestra y siniestra y a nadie le importa su antigüedad ni mucho menos lo que pudo representar.

Se destruyen iglesias, se roban las imágenes y hasta el patrimonio prehispánico destruyen y se lo roban. Si eso sucede no queda memoria de lo que fue.  Vivimos en un país en donde cada quién hace lo que quiere y donde le da la gana.

Obra de Hugo Martínez Acuña

Es hasta en los últimos años que se empieza a ver ese movimiento por cuidar y respetar lo que es, lo que fue, pero falta mucho que hacer.

El país ha tenido a lo largo y ancho de su geografía nacional un importante referente patrimonial arquitectónico y me refiero aquí a aquellos edificios y conjuntos arquitectónicos que por sus valores históricos, culturales y emblemáticos son significativos para la sociedad, que les otorga el carácter de legado, lo que quedó, lo que dejaron.

Obra de Hugo Martínez Acuña

Entonces, el patrimonio cultural es un conjunto determinado de bienes tangibles, intangibles (lo que se ve, se palpa y se vive, pero también lo que se hace, se siente y se transmite) y naturales que forman parte de prácticas sociales, a los que se les atribuyen valores a ser transmitidos, y luego resignificados, de una época a otra, o de una generación a las siguientes.

El patrimonio arquitectónico tiene gran importancia cultural por la información que aporta al estudio histórico de la sociedad y por lo que represente para el conjunto de las personas. Visto así, el patrimonio edificado es un fiel reflejo de la historia de un lugar y por eso se ha de conservar, se ha de cuidar y valorar constantemente.

Obra de Hugo Martínez Acuña

Conversando con él maestro Acuña, me dice:

“A mí me inspira pintar todo esto, porque yo mi infancia vivía en el centro, y vi y conozco anécdotas, lugares que desaparecieron, recuerdo los edificios con sus colores originales, con sus detalles y bien parados, elegantes negocios, de cómo era la vida activa. Pintando lo que fue me remonto al pasado. Pinto lo viejo, pinto para recordar pinto para vivir”.

Y me sigue narrando pero ahora como con nostalgia: “Y es que yo,  en los  últimos 5 años, me di cuenta que la mayoría de la gente pasa por estas calles,  avenidas, debajo de estos edificios y no sabe nada de lo que fue  de lo que significaron, qué pasó de importante por ahí, por ejemplo, el campanario enfrente de la PNC, el Parque San José, casas importantes, como la Antigua Lotería Nacional, el Instituto Nacional, el edificio donde está la Alcaldía, el Parque Libertad y así, mucho más… es más por años no se veía nada  todo era un gran mercado. Mucha gente, muchos jóvenes ni saben de la existencia del centro de San Salvador”.

Obra de Hugo Martínez Acuña

“Me inspira pintar eso, me dice, lo que fue y lo que aún queda porque yo mi infancia vivía en el centro, y vi y conozco anécdotas, lugares que desaparecieron, negocios, de cómo era la vida activa ahí, etc., Son pinturas que a lo mejor te inspiran como para contar a la gente joven que pensaban las personas de antes, como se divertían, qué frecuentaban, etc.

Mucha gente joven pasa por estos edificios o casas y no sabe su pasado, quien vivió ahí, que pasaba en ellos, etc., no hay nada.

A mí me da nostalgia, y hay un montón de inmuebles que ya se los volaron, y fueron importantes”.

Obra de Hugo Martínez Acuña

Gracias Maestro Hugo Acuña,  tu obra es arte, que por lo menos a mí, me lleva a reflexionar sobre lo que fue San Salvador y ahora después de haber visitado a lo largo de mi vida por lo menos unas ochenta capitales alrededor del mundo puedo decir, se ha sido cruel con San Salvador,  con el país; su patrimonio edificado no ha sido tomado en consideración sobre su importancia, sobre su razón de ser  sobre la identidad que le da a los pueblos.

Obra de Hugo Martínez Acuña

A lo largo y ancho del país ahora, año 2022, cada quien destruye lo que quiere y construye lo que quiere salvo con algunas excepciones. Mientras tanto, el buen recuerdo de lo que fue pareciera que pulula en la mente de muchos y se añora un pasado edificado e inventamos soñando.

Y me recalca el maestro Acuña: “Pinto lo que fue y con ello me remonto al pasado. Pinto lo viejo, pinto para recordar pinto para vivir”.